Por eso, no quería mantener las ganas de sentarme a teclear algunas líneas frente al computador y contarles o, en mejor dicho, contarnos sobre este día, día de la mujer. No es coincidencia que vuelva con una nota sobre las mujeres porque desde hace mucho tenía el tema en mente y poco a poco las ideas se han hecho más claras. En especial porque mientras pensaba en la multiplicidad de nuestros rasgos, los detalles de nuestra psicología y todo lo que nos hace únicas; más pensaba en la Virgen María. Y no me van a alcanzar las palabras para referirme a ella, y en ella a la mujer que somos, que podemos alcanzar ser.
Admiro a muchas madres, hijas, amigas, hermanas, abuelitas, vecinas pero a todas ellas las veo también en la persona de María. En su gracia, su calidez, su ternura, su firmeza, su valentía, su humildad o su Amor. ¿Quién si no la Madre de nuestro Señor Jesucristo para referirme a la más bella o la más pura de las mujeres?
María como Hija de Dios[1]
“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tu palabra” (Lucas 1, 38). Con esta aceptación, la Virgen se olvida de sí misma para obedecer la voluntad de Dios y dejarlo obrar con plenitud en su vida. María nos demuestra una fe muy firme y humildad que se resumen en un Sí lleno de Amor. ¡Lo ha dejado todo para que el plan del Padre se cumpla! Ahora su voluntad no es otra que la de Dios, haciéndose más adelante, Madre de Cristo.
La escena de la anunciación es muy dulce, porque en esa sencillez de la Virgen se ve la obediencia de un niño. Una niña que le ha dicho a su Padre que es parte de él y que lo Ama y Él, un Padre que es Amor. Tal gesto, bondad no es más que bello. Se ha fiado en quien es Creador del Universo y no puso algún impedimento que rompa su condición Inmaculada. El Sí de María es el que todo católico debe estar dispuesto a decir y el que como mujeres debemos comprender para sabernos hijas del Amor.
Cuando me cuesta entender y aceptar los designios de la Vida, busco y miro a María. Su espíritu sereno me acompaña, al mismo tiempo que trato de mantener el mío así. Y es gracias a su intercesión ante Jesús, que se logra calmar las tempestades de mi corazón. “Mirarte a ti es sentir a Dios muy cerca de mí”, recita la canción de Romina González justamente[2].
María como Madre de Dios[3]
Continúa la canción, “Mirarte a ti es perder la razón y enloquecerse con tanto Amor, al ver en tus ojos a tu hijo Cristo Jesús”. Es por medio de nuestra Virgencita que ha nacido el Redentor, es ella quien lo ha cargado en brazos de bebé, le ha enseñado el mundo y ha permanecido junto a Él hasta la Cruz. Como madre aún más a Amado y se ha mantenido constante en la fe y la disposición.
Cuánta ilusión debe haber llevado en sus meses de embarazo y cuánto despojo tuvo al visitar a su prima Isabel y atenderla. No se plantó en descansar mientras esperaba al Niño Jesús sino que lo llevó pronto a ver a Juan y a su tía. María como Madre, imaginémosla: preparando los alimentos, cuidando los pasos de su hijo, enseñándole y conociéndole, ahuyentando sus miedos, hablándole de Dios y tanto más. Sabemos también que Jesús nos la dejó por Madre y por tanto no temamos acercarnos a ella. Si no, intentemos mirarla y conocerla, pues nos va a llevar de la mano al encuentro con Jesús, nos protegerá bajo su manto ante las tentaciones y el pecado y nos ayudará a cargar con nuestros sufrimientos. “¡Quien Ama a la Virgen se salva!”.[4]
María como Esposa de Dios Espíritu Santo[5]
La obra de Dios se extiende hasta Pentecostés[6] en donde ella es parte de la efusión del fuego del Amor y miembro de la Iglesia en la que es Reina, Madre de Misericordia y Abogada nuestra. Llena de dones, Templo y Sagrario de Dios, María se mantiene orante por los pecadores. Del mismo modo que acompañó a Jesús en todos los momentos de su vida, también lo hace con sus hijos espirituales. “Junto a ti María como un niño quiero estar, tómame en tus brazos guíame en mi caminar. Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar, hazme transparente, lléname de paz.”[7] (Letra del P. Mariano de Blas)[8].
María, mujer
Prontamente se me hizo muy amable y su espíritu ya en paz me contagiaba. Preguntó lo mismo que el joven y luego quiso contarme de su grupo: la RCC o Renovación Carismática Católica. Su semblante cambió a contrariado. Dijo que sentía rechazo hacía su apostolado en ese grupo, dadas las críticas de sus hermanos y miembros de la Iglesia. Al parecer, consideraban que las prácticas de la RCC se asemejaban con las de los grupos separados de la doctrina católica y eso le ponía muy triste. Aunque se mantenía sin dudar que todos somos hijos del Señor y le pertenecemos a Él, por lo tanto no debería haber divisiones.
Así es como me contó que este movimiento era muy mariano pues imitaban el ejemplo de la Virgen. En esta parte, hubo otro cambio. Su voz sonaba más dulce y sus ojos se veían más despiertos aún, me parecía tan familiar que llegué a encontrarle unas semejanzas a mi madre. Cuando comenzó su relato y me comentó que María había desarrollado 5 roles o dimensiones en su misión y que me los contaría, también yo estaba entusiasmada de escucharla. Tocando el primer dedo de su mano, dijo que uno de sus roles fue el de adoradora. La Virgencita, quien amaba a Dios con toda su vida, era la primera en adorarlo al cumplir la voluntad divina. Luego de sus palabras, me instó a que le pidiese ayuda a María en cualquier problema, que ella siempre nos escucha e intercede. Siguió la enumeración, el segundo dedo de su mano era para el papel de alabadora. Con sus palabras, gestos y pensamientos, no puede ser posible que la Virgen no haya alabado a Dios, incluso en los cuidados de su Hijo a lo largo de su vida. El tercer dedo era para intercesora del que ya había comentado un poquito. Le asentía con la cabeza a todo lo que mencionaba, veía su fervor y quería seguir escuchándola. Otra vez me aseguró que María intercedería en los momentos más difíciles pues no podemos solos. Y eso me ayudó para actualizar mi confianza. El siguiente dedo era el cuarto que refería a la Madre de Dios como sierva. En su servicio lleno de Amor podía olvidarse de sus deseos, confort o cansancio para ayudar a los que lo necesitan. Ejemplo de esto es la Visitación. Narró escenas del camino que tuvo que seguir la Virgen y los servicios cotidianos que le brindó a su prima, muestra de la generosidad de su corazón.
Ya cuando estaba tocando su último dedo se tardó un poco en decir alguna palabra. Intentaba acordarse la quinta virtud de la misión mariana pero no encontraba la idea. Y a pesar de su esfuerzo no pasó mucho tiempo para que el joven y el sacerdote salieran del confesionario. No pudo decirme la cualidad que faltaba pero prometió hacerlo, la siguiente vez que nos veamos, con una sonrisa. El padre me dijo si podía esperar para confesarme luego de la Misa que seguía, ya era tarde y tenía que comenzar la siguiente celebración. Pensé que sí y aunque, después de todo, no logramos quedarnos hasta el final de la segunda Misa supe que la espera era obra de Dios. Todo lo que me había hablado la señora (lamento no llamarla con su nombre, no puedo recordarlo ahora) me hizo darme cuenta que tenía el deseo de conocer más a María e imitarla. También me enfatizó la oración hacia ella en momentos de duda y crisis en los que me tendería su mano intercesora. Y aunque no se pudo completar las cinco ideas, ahora me animo a terminar esa dimensión virtuosa con la palabra: mujer[9]. Creo que en esta se concentra, en el fondo, el Amor manifestado en: Madurez (dejándose hacer, aceptando), Unidad en cuerpo y alma (coherente), Juventud, Entrega (darse a los demás) y Responsabilidad. (Extraído del Acróstico MUJER, material presentado en el Campamento de Santa María 2012).
Aunque no baste con lo que he podido escribir de nuestra Madrecita, eso me insiste seguir conociéndola y viviendo nuevas experiencias a su lado. Como estrella que guía el sendero, no solo le pido que me acompañe en el caminar sino que me enseñe a hacerlo para no dejar de Amar a Dios. “María dame un poco de tu serenidad, un poco de tu paciencia, un poco de tu fidelidad. María enciende mi fuego, enciéndeme con tu luz. Yo quiero arder por Cristo con el fervor que tienes tú”.
Quiero ir contigo a Jesús.
[1] Más
información acerca de la Virgen María en la web de EWTN (https://www.ewtn.com/faith/teachings/maryb1.htm)
[2] Escucha Mirarte a ti en: https://www.youtube.com/watch?v=paBNh0q8ZmA
[3] Si
quieres encontrar información de la celebración de María como madre de Dios, entra
a: http://es.catholic.net/celebraciones/120/302/articulo.php?id=1828
[4] Acerca
de la Virgen del Carmen y el escapulario: http://www.es.catholic.net/aprendeaorar/32/399/articulo.php?id=4407
[5] El
Catecismo de la Iglesia Católica aclara este punto y otros acerca de la Virgen,
en: http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s2a3p2_sp.html
[6] Sobre la
Virgen María y el Espíritu Santo, encuentra mayores detalles en la web de
Aciprensa (http://www.aciprensa.com/fiestas/presentacion/catequesis98.htm)
[7] Si quieres
escuchar la canción Junto a ti María,
ingresa a: https://www.youtube.com/watch?v=Uk-0bNdKzR0
[9] ¿Quién eres? Mensaje para todas las mujeres,
es un vídeo dirigido a nosotras quienes somos amadas por el Señor. (https://www.facebook.com/photo.php?v=10151843191243717)